viernes, 29 de febrero de 2008

"Subjetividad e intersubetividad en el contexto escolar" por Néstor Pievi

Subjetividad e intersubjetividad en el contexto escolar


Al pensar en un relato sobre mi experiencia como docente o como alumno, enseguida vinieron a mi mente las múltiples situaciones vividas en la escuela secundaria y particularmente durante mi función como vicerrector.

En la Vicerrectoría de una escuela secundaria, cada día es una aventura. Todo es posible. El contexto escolar genera múltiples acciones y reacciones. La gestión es el mejor ejemplo para aprender a resolver situaciones multi-variadas.

La perspectiva de la escuela, de las relaciones y de los conflictos, cambia cuando uno pasa de ser profesor a vicerrector. La vida día a día en la escuela es comparable a una obra de teatro, donde quien la dirige tiene la posibilidad de ver lo que pasa en la trastienda.

Entre estas situaciones y anégdotas del día a día como vicerrector, recuerdo una que me movilizó en lo más profundó y me llevó a reflexionar sobre mil rol docente.

Recuerdo una tarde cuando un alumno llegó a la vicerrectoría llorando. Se disculpó por su actitud ya que no había salido de su curso sin la autorización de la profesora y me pidió charlar sobre lo que le estaba pasando. Su profesora de historia, con quien tenía una muy buena relación, lo había acusado delante de sus compañeros de haber cambiado el temario de su examen.

El alumno asombrado por la actitud de la docente, sin entender lo que le decía, y ante la insistencia de la misma, comenzó a llorar, y salió del curso sin su autorización, pidiendo ser atendido por el vicerrector.

Lo que más me sorprendió fue el llanto de aquel adolescente de 16 años, con cuerpo de adulto pero con las necesidad de protección de un niño. Lo hice entrar a la vicerrectoría y lo dejé expresarse. Me contó que la profesora lo acusaba de algo que no había hecho, y lo más terrible para él, delante de todos sus compañeros, sin darle lugar a defenderse.

Percibí que además de la situación vivida había algo más detrás de este llanto. Le pregunté si había tenido algún otro problema con esta profesora anteriormente, y me comentó que era una de sus profesoras preferidas, que le encantaba la materia. Ahí me dí cuenta que el dolor manifiesto por este alumno respondía a diferentes cuestiones: la situación vivida delante de sus compañeros, su relación con el conocimiento, y mucho más profundo e importante, su relación afectiva con la profesora.

Luego de charlar conmigo, dejé que el alumno se tranquilizara y se quedara en la vicerrectoría.

En ese momento me contacté con la profesora para comunicarle lo que estaba pasando y dejarla tranquila ya el alumno estaba en mi oficina. Al comenzar a charlar con ella se dio cuenta que había cometido un error. Creyó que él había cambiado la evaluación, y no era así. Se había confundido con otra situación.

Una vez terminada la hora de clase la profesora, el alumno y yo nos reunimos en la vicerrectoría y charlamos sobre lo que había pasada. La profesora se disculpó ante el alumno por lo sucedido, y el alumno ante la profesora por salir del curso sin su autorización. Durante la situación pensé que muchas situaciones como éstas se llevan a cabo cotidianamente en nuestras prácticas docentes. Muchas veces nos dirijimos a nuestros alumnos sin darnos cuenta de lo que estamos provocando en cada uno de ellos. Quizás no siempre se pongan a llorar frente a nosotros en situaciones donde se sientan agredidos por nuestro discurso, pero ¿cómo influye esto en su relación con la materia, con nosotros, con su carrera, con su futuro?.

Este alumno amaba la historia pero además de su relación con el conocimiento, había una relación de afectividad con su profesora, a la que admiraba y respetaba. ¿qué profundo habrá sido el dolor de aquel alumno frente a la acusación de la profesora?, !!cuántos sentimientos entran en juego en la relación alumno-docente!!!!.

Vinieron a mi mente situaciones semejantes, vividas como alumno. La realidad es que al día de hoy, y a mis 44 años, no puedo olvidarme de aquellas situaciones, de aquellos docentes que con su discurso, con sus actitudes, con sus gestos, han provocado mi rechazo hacia su persona y hacia la materia que tenían a su cargo.

Por otra parte, ¿qué habrá pasado por la mente y por los sentimientos de esta profesora de historia, quien desarrolla su tarea habitualmente con gran compromiso y con muy buena relación con sus alumnos, al creer que uno de sus alumnos más aplicados había cambiado el temario del examen?. Aquella mutua disculpa establecía un territorio intersubjetivo donde dos mundos se acercaban, dos subjetividades se integraban.

Cuando pensamos en a formación docente, es imposible dejar de lado estas cuestiones. ¿Cómo abordar el cambio conceptual si no abordamos el cambio actitudinal y representacional?. ¿Qué sienten nuestros alumnos, qué sienten los docentes, qué representacionaes sociales están presentes en sus vínculos y elecciones ?, ¿Cómo influyen las cuestiones subjetivas, intersubjetivas y trans-subjetivas en los procesos de enseñanza y de aprendizaje?.

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